El documental que pone el foco en las torturas silenciadas de la guerra de Malvinas

“No me victimizo, pero sí me pongo en el lugar de víctima que me corresponde. Yo fui torturado, abusado desde lo físico y desde lo verbal por gente que tenía poder. Esa gente tiene que pararse frente a un tribunal”. Las palabras son pronunciadas por Silvio Katz, excombatiente de la Guerra de Malvinas, en una escena de Las voces del silencio.
El documental, dirigido por la periodista e investigadora especializada en derechos humanos, Gabriela Naso, pone el foco en un tema poco abordado de la guerra que ocurrió en 1982 entre Argentina y el Reino Unido: las torturas físicas y psicológicas dirigidas a los soldados argentinos por parte de sus superiores, así como las trabas del sistema judicial argentino que enfrentan quienes denuncian esos crímenes de lesa humanidad.
“Las narrativas audiovisuales sobre Malvinas en general son dos: la guerra contada en términos de gesta heroica y las secuelas del conflicto bélico en la población de exsoldados conscriptos”, dice Naso, que escribió el libro Esquirlas en la memoria. Una crónica de la identificación de los soldados NN en Malvinas junto a Victoria Torres. “Aunque había escenas aisladas de soldados estaqueados [torturados] en películas como Los chicos de la guerra o Iluminados por el fuego, no se habían tratado en un documental las violaciones de los derechos humanos durante el conflicto. Por eso me pareció importante hacerla como aporte a la construcción de una memoria colectiva”.
A 43 años del conflicto bélico, más de 200 personas se declararon como víctimas y testigos en la causa judicial que investiga los tormentos, abusos y amenazas a soldados conscriptos, en la que están denunciados más de 100 militares. En 2023, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos declaró admisible la petición realizada por el Centro Excombatientes Islas Malvinas (CECIM) La Plata para que se determine la responsabilidad del Estado argentino por no investigar ni juzgar las torturas.
Cuando comenzó a hacer la película, Naso pensó en enfocarse en la causa judicial. Pero en la sala de montaje decidió ir más allá gracias a la particularidad de cada historia y al ver la dificultad de muchos excombatientes de poder reconocerse como víctimas. De ahí el título del documental: por ese mutismo que aún rodea a Malvinas.
“No es solo el silencio impuesto por las Fuerzas Armadas. Son también los años de impunidad y la naturalización de la violencia en el servicio militar obligatorio, además de entender que el tiempo subjetivo de las víctimas es particular”, agrega Naso sobre por qué costó -y cuesta- tanto hablar sobre lo ocurrido en Malvinas.
Poco antes de la rendición, las Fuerzas Armadas comenzaron a planear cómo contar la guerra. Y lo hicieron, principalmente, en términos de actos heroicos. Katz, uno de los querellantes, no se siente un héroe. “Si el mote sirve para ir a los colegios y dar una charla y humanizar la guerra, está perfecto. Pero, en vez de ser reconocido, cuando volví me hicieron sentir una basura”, cuenta el hombre, que en la película relata que fue torturado, humillado y discriminado por ser judío.
En las charlas que suele dar en colegios y otras instituciones, él debe aclarar que las torturas fueron de la propia tropa. “Cuando los ingleses nos tomaron prisioneros, hicieron entrar a la Cruz Roja para que nos atendieran y dieran comida. La película esclarece el tema de los abusos y de una justicia que sigue mirando para otro lado, aunque se aportaron pruebas y testimonios”, dice.
Ponerle una granada en la boca a un soldado y decirle que si la escupía explotaba. Obligarlo a meter las manos en un agua gélida hasta congelar las extremidades. Tirar comida en las letrinas y obligarlos a comer del piso, junto a las heces. Estos son algunos de los tormentos que retrata la película.
“A mí me tocó sufrirlo por ser judío”, insiste. “Pero en otros casos, era el color de piel o pensar distinto en algo. El Ejército Argentino tiene una cultura muy arraigada de nazismo y antisemitismo. Por eso siempre que hablo de Malvinas oriento mi charla hacia los derechos humanos. Me refiero a dejar de hablar de la guerra en términos de gesta y combate, y llevar un mensaje más humanizado de no a la guerra y a la violencia”.
Las disputas
El expediente caratulado “Pierre, Pedro Valentin y Otros s/ Imposición de Tortura” tiene 40 cuerpos, con más de 250 fojas cada uno. “En líneas generales, se alega la prescripción de los delitos. En las audiencias a las que fui, nunca escuché a nadie decir: ‘Yo no lo hice’”, dice Jerónimo Guerrero Iraola, abogado del CECIM, creado en 1982. “Una vez que la Corte resuelva esta cuestión, se permitirá que esto avance”.
La disputa no solo es legal sino simbólica sobre una guerra que se sigue contando desde la voz de los opresores. “La disputa por poder investigar en las causas tiene que ver con quebrar ese anudamiento de sentido en términos culturales. La película suma elementos narrativos simbólicos. Es un gran aporte, porque si no contamos con un marco de desempeño semántico desde el cual llevar adelante la estrategia judicial, el panorama se vuelve más difícil. Ayuda a hacer más accesible un tema muy complejo, especialmente si nos atenemos al expediente”, agrega Guerrero Iraola.
La guerra de Malvinas sigue siendo un recuerdo incómodo para el país y un reclamo pendiente por la soberanía de las islas. Para Naso, es necesario “llenar de contenido a Malvinas y hablar del tema todo el año, más allá de las efemérides del 2 de abril”.
“Malvinas es una causa nacional que hay que pensarla desde una perspectiva de derechos humanos. Se debe hablar de las identificaciones y que el Estado argentino le devuelva la identidad a los caídos. También es un ejercicio de soberanía llevar adelante el juicio por las torturas a sus soldados. Se habla poco de la historia larga de Malvinas, que es pasado, presente y futuro; por ejemplo, la depredación de nuestros bienes naturales”, finaliza Naso, directora de un documental que busca ampliar el relato, correr el foco de la épica bélica y darle voz a quienes aún esperan justicia.
FUENTE: EL PAIS