Producción de gas en Bolivia cae a la mitad: megacampos tarijeños en declive acelerado

Declive de San Alberto, San Antonio y Margarita profundiza déficit de gas en Bolivia, Producción de gas natural en Bolivia cae a la mitad hay urgencia de nuevas inversiones
La producción de gas natural en Bolivia atraviesa uno de sus momentos más críticos en dos décadas. La oferta del energético, que alcanzó su pico histórico en 2014 con 60,79 millones de metros cúbicos por día (MMm3d), se redujo a 28,27 MMm3d en promedio entre enero y abril de 2025, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). El descenso, de más del 50%, refleja la acelerada declinación de los principales campos gasíferos y la falta de nuevos hallazgos de magnitud.
El declive de los megacampos tarijeños
La situación está fuertemente vinculada al agotamiento progresivo de los megacampos del sur, especialmente San Alberto, San Antonio y Margarita-Huacaya, ubicados en Tarija, que durante años sostuvieron la producción y las exportaciones bolivianas.
- San Alberto y San Antonio, que en conjunto llegaron a aportar más de 30 MMm3d en su auge, hoy producen menos de una cuarta parte de ese volumen.
- Margarita-Huacaya, el último gran campo incorporado en la década pasada, enfrenta un declive natural acelerado, sin nuevas fases de desarrollo significativas.
La estatal YPFB reconoce que la falta de inversiones en exploración y desarrollo ha impedido reponer las reservas. La tasa de declinación de la producción nacional se mantiene en torno al 10% anual, lo que, de no revertirse, podría obligar a destinar la totalidad de la producción al consumo interno en los próximos dos o tres años, sacrificando las exportaciones a Brasil y Argentina, históricamente la principal fuente de divisas para el sector.
Impacto en los contratos gasíferos
La producción nacional comenzó a escalar a partir del 2000, con la entrada en operaciones del gasoducto Bolivia-Brasil, y en 2006 con el contrato de venta de gas a Argentina. Sin embargo, la caída productiva pone en riesgo la capacidad de cumplimiento de los contratos, en un contexto en que el mercado interno ya demanda más de 15 MMm3d, dejando un margen cada vez menor para la exportación.
Estrategias del Gobierno: exploración y marco legal
Para enfrentar este panorama, el Gobierno ha optado por dos estrategias principales:
1. Impulso a la exploración:
- En julio de 2024, YPFB anunció el hallazgo de un nuevo yacimiento en Mayaya Centro-X1, en el Subandino Norte (La Paz), con reservas estimadas en 1,7 trillones de pies cúbicos (TCF).
- Se proyecta que este campo produzca hasta 10 MMm3d a partir de 2027, insuficientes para compensar la declinación acelerada del sur, pero un alivio parcial.
2. Reforma legal para atraer inversiones:
- Se tramita la modificación de la Ley 767, con el objetivo de crear incentivos que reactiven la exploración y explotación de hidrocarburos.
- La Cámara Boliviana de Hidrocarburos y Energía (CBHE) advierte que la aprobación es urgente para frenar la caída productiva y recuperar la competitividad del país.
Preocupación en el sector energético
La CBHE ha alertado que, sin nuevos proyectos, Bolivia podría enfrentar una crisis energética interna hacia 2028, con la necesidad de importar gas para abastecer sus plantas termoeléctricas. Además, advierte que el actual marco normativo carece de seguridad jurídica y condiciones competitivas para atraer capitales internacionales.
Opinión departamental en Tarija
Amilcar Taboada Arnold como ex miembro de la comisión departamental e hidrocarburos de Tarija, señala que ve con gran preocupación la falta de una estrategia clara de gobernanza en el sector hidrocarburos. Taboada Arnold acoto que la declinación de los megacampos de Tarija era previsible, lo sabíamos hace 14 años pero no se actuó a tiempo para reponer reservas ni diversificar la matriz energética. Hoy, la producción cae a doble dígito anual y el país corre el riesgo de perder su autosuficiencia en gas hacia 2028.
La urgencia no solo es técnica, sino institucional: necesitamos políticas estables, seguridad jurídica e incentivos efectivos que atraigan inversiones, además de transparencia en la gestión de recursos, una nueva ley con reglas de juego claras y eso debe trabajar el nuevo gobierno. Sin una visión de largo plazo, Bolivia quedará atrapada en una transición energética sin energía suficiente para sostener su economía lo que genera un panorama complicado.